Alguna vez escuchaste que en las figuras de personajes montando a caballo, la posición de las patas representa cómo murió el jinete; pero, ¿qué tan cierto es?
A través de los años, una leyenda urbana se ha extendido a lo largo del mundo. En ella, se habla sobre las estatuas ecuestres y la posición de las patas de los caballos.
Mucho se dice de la supuesta relación directa que hay entre ambos, es decir, si las patas están levantadas, si las patas están en el suelo, si sólo hay una arriba, etcétera.
Sin embargo, contrario a lo que se piensa, esto resulta ser nada más que un mito extendido. RODEO CAPITAL trae para ti los datos clave en “Conoce más”.
Desde la Antigüedad, las representaciones ecuestres se realizan como un homenaje para aquellos personajes que destacaron en alguna batalla; por ejemplo, reyes, generales militares, héroes nacionales, entre otros.
De la mano con la popularidad de estas estatuas, empezó a resonar un supuesto “código” entre los artistas. En él, se hablaba sobre la posición de las patas del caballo y su relación directa con la muerte del jinete. Estas eran:
>> Si el caballo está relinchando y mantiene sus dos patas delanteras levantadas, el personaje habría muerto en batalla. Cumpliendo su deber.
>> Si el caballo únicamente tuviera una de las dos patas delanteras arriba, el jinete habría muerto por heridas de guerra.
>> Y, finalmente, en el caso de que el caballo tuviera sus cuatro patas sobre la tierra, el cabalgante habría fallecido por causas completamente naturales.
Aunque no se tiene claro el origen de este “código”, con el paso de los años historiadores de todo el mundo se han limitado a decir que se trata de nada más y nada menos que de una leyenda urbana originada en Inglaterra que se volvió popular luego de la Guerra Civil Americana.
Inclusive, hay quienes se han “dedicado” a desmentir tal mito, asegurando que “no es una regla” que los escultores estén obligados a seguir.
Un ejemplo famoso que se ha usado para “liberar la verdad” es el de Felipe III de España, conocido como “El Piadoso”, cuya estatua ecuestre se encuentra en la Plaza Mayor de Madrid y que muestra al caballo con una pata levantada. No obstante, Felipe III murió a los 43 años a causa de una enfermedad infecciosa; no en combate.