Ranchos Emblemáticos: Valle Colombia, la herencia de una estirpe ganadera
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Ubicado al norte de San Buenaventura, este rancho que una vez fue de Billy Finan, hoy pertenece a Octavio Bermúdez quien es también es el administrador
El rancho Valle Colombia, que está ubicado al norte del municipio de San Buenaventura, fue adquirido por el bisabuelo de Octavio Bermúdez, el actual dueño del rancho, aunque él falleció un poco después de adquirirlo y tras ese suceso su abuelo es quien se hizo cargo, era el año 1939.
Su abuelo era don Billy Finan—considerado el ganadero más importante de la región durante la segunda mitad del siglo XX— ellos vivían en otro rancho, en aquel entonces no había nada, pero desde muy joven Finan se dedicó a trabajarlo, tendría unos 18 o 19 años.
Cuando trazaron vieron que el valle era similar, geográficamente hablando, al país sudamericano y de ahí nace su nombre, Valle Colombia.
Desde que se fundó esta propiedad está dedicada cien por ciento a la ganadería, aunque no por eso quiere decir que desde sus inicios se haya abocado a la misma raza, eso sí han experimentado, como relata el dueño y administrador.
Actualmente para darle continuidad a la vida productiva de Valle Colombia, en la propiedad laboran nueve trabajadores para las distintas labores que requiere mantener en pie diariamente tanto el ganado como a todos los que son parte de esta pequeña comunidad.
LEGADO MATERNO
Narra Octavio Bermúdez que él obtuvo el rancho por parte de su madre, aunque -cuenta- por la parte paterna también había la tradición de ir al rancho en Chihuahua, en donde se crió.
Pero a los abuelos maternos venían a visitarlos una vez al año y él recuerda claramente que le gustaba la ganadería. Y en su memoria está nítido que deseaba dedicarse al ganado y a los caballos.
Otro aspecto que destaca y que es necesario puntualizar es que a su abuelo le gustaba mucho proteger tanto la naturaleza como a la tierra y eso es algo que él heredó.
INNOVACIÓN EN EL CUIDADO DEL GANADO Y EL MÉTODO SAVORY
En cuanto al cuidado de la genética del ganado, Octavio recuerda que en los 70’s la ganadería se empezó a industrializar y empezaron a alimentar a los animales más grandes y más eficientes en engorda pero menos eficientes en el campo.
“Mi abuelo vio eso y no lo convenció, fue de los pocos que no se fue por ese rumbo y por eso ahora tenemos uno de los pocos hatos ganaderos que son muy rústicos y que engordan a base de pasto”.
Por el lado del manejo de los pastizales Billy Finan estuvo en consejos y “siempre traía a las personas más reconocidas en ese momento que estaban haciendo innovaciones en la ganadería y en la agricultura”, para implementarlo, destaca su nieto.
En 1979 trajo a Allan Savory y Finan consideró que su método era lo que “lo que le faltaba, en cuanto a manejo de pastizales” e inmediatamente él y su amigo, don Guillermo Osuna, lo implementaron.
¿En qué consiste este método? La frecuencia de utilización en los ciclos de pastoreo de este sistema es poco frecuente lo que permite la recuperación de las plantas y el desarrollo de todas sus estructuras generando en el pastizal una alta diversidad de especies.
Con mayor diversidad los pastizales también tienen el potencial de ser más resistentes a la sequía.
Refiere Octavio Bermúdez que él creció utilizando el sistema Savory, entonces para él es normal, “me gustaba mucho cómo iban mejorando los pastizales y el ganado”.
GANADERÍA HEREFORD
El actual dueño de Valle Colombia reseña que su abuelo tenía claro que al estar en el desierto, él quería iniciar una ganadería rentable y de bajos insumos, “que se pudiera mantener con lo que hay en el desierto”. Es decir que era visionario de tener claro lo que hay en el entorno y que debía echar mano de eso.
“El animal que más le gustaba era un angus, pero estaba muy caro” cuenta lacónico su nieto, entonces don Billy Finan asumió que había continuar con otro tipo de ganado, de buen nivel y beneficioso.
“El siguiente que le gustó fue un hereford”, detalla Bermúdez y entonces continúa criando esa línea de ganado.
Billy Finan iba a Estados Unidos y evaluaba el ganado de diversos ranchos. Ahí conocía los procesos de alimentación de los animales y una vez convencido, ya adquiría animales de esa ganadería.
A mediados de los años 50 vio que los becerros que estaba criando estaban mejor adaptados que los que estaba trayendo de Estados Unidos, entonces tomó la decisión de cerrar el hato y empezar a producir su propia genética.
LA VENTA DE LA CARNE
La fama de Valle Colombia viene antecedida por los años, es decir desde el tiempo de Billy Finan. Cuando él vendía la carne al famoso carnicero Yamamoto de Múzquiz, fueron una famosa mancuerna.
Finan no exportaba, él prefería la venta local, aunque a su propio yerno le impresionaba esto, como relata su nieto. “No podía entender cómo no quería exportar”.
“Todo su ganado lo engordaba en el rancho y se lo vendía a Yamamoto”, aunque también vendía carne a Monterrey, a México y a otras partes de la República. Lo que recuerda don Octavio Bermúdez es que Billy Finan y Yamamoto fueron muy exitosos durante el tiempo que trabajaron juntos.
Actualmente en Valle Colombia se continúa criando ganado hereford, también venden sementales, así como novillos y becerros para exportación y vacas para carne.
LOS OBSTÁCULOS QUE HA SORTEADO
Al estar en el desierto, el principal obstáculo ha sido la sequía. La fortuna de Valle Colombia es contar con pozos de agua para salir adelante para estos momentos.
Aunque relata que al iniciar con el método Savory, “él tenía tanques de lluvia”, pero empezó a producir tanto zacate que el agua ya no corría y ya no le llenaba los tanques y entonces tuvo que empezar una red hidráulica.
E inició bebederos y aguajes alrededor del rancho y por un lado eso benefició porque tuvo capacidad para más ganado, aunque por otro lado los años de sequía son complicados en todo momento.
UN NEGOCIO RENTABLE
El anhelo de Octavio Bermúdez es que Valle Colombia continúe siendo un rancho rentable y su objetivo es cuidar la tierra y los animales no para sus hijos, sino para sus nietos.
Algo que le preocupa es “Que sea interesante para las siguientes generaciones”, es decir, “dejar algo que valga la pena”.