En los últimos años ha crecido la demanda de mulas a nivel mundial y con esto la de buenos burros también. Sin embargo, existen muchos mitos y creencias con respecto a la reproducción de burros y caballos para producir estos híbridos tan especiales.
En este artículo quiero compartir mi experiencia a este respecto, teniendo que mencionar que he aprovechado mi amistad con amigos colombianos y brasileños, que dicho sea de paso, nos llevan mucha ventaja en la cuestión reproductiva para producir mulas y burdéganos y me han compartido a su vez algunos de sus conocimientos.
TE PUEDE INTERESAR: Fausto Bermúdez, el ganadero que educa sobre rentabilidad y sostenibilidad
Seguramente habrá muchas dudas alrededor de esto por lo mencionado anteriormente, pero me centraré en el proceso de hacer a un burro manadero o un caballo burrero.
La palabra “manadero” se refiere al burro semental que copula con burras o yeguas. Crecí creyendo que un burro manadero debía criarse con leche de yegua, como hacía mi tío abuelo. También se decía que podía destetarse de una burra y apegarse a una yegua, o separar machos de burras para evitar que las vieran.
Tras investigación y pruebas, puedo decir que el proceso no es tan complicado ni mítico. Es mejor empezar con un burrito joven, pero he hecho burros manaderos de más de 5 años. Lo crucial es que no despierte su apetito sexual con burras, pues, una vez “probadas”, será difícil que acepte yeguas.
Un factor clave es mantenerlo bien alimentado y, si es posible, encerrarlo tras un tiempo con yeguas.
Algunos burritos empiezan su actividad reproductiva desde los 13 meses, pero hay que protegerlos de golpes de las yeguas. Los de alta libido suelen tener menos problemas, pero los fríos necesitan exposición a yeguas experimentadas en celo.
Si aún no muestra interés, se puede usar testosterona. Cuando el burrito muestra interés, se le enseña a penetrar la yegua, usando un chute con la altura adecuada para evitar que se desespere.
Lo ideal sería condicionarlo para colectar semen con una vagina artificial, evitando penetrar. Esto requiere el apoyo de un veterinario. En Colombia, algunos burros se colectan fácilmente al ver la vagina artificial.
Este método facilita las cosas: en la pasada temporada inseminamos 22 yeguas de un burro no manadero con pocas colectas y sincronización de yeguas. En México se paga por la maquila de caballos, pero no de burros, y esto debería cambiar.
Así avanzaríamos tecnológicamente como en Sudamérica, mejorando la genética al cruzar burros seleccionados con yeguas para obtener productos superiores. Cabe mencionar que el semen de burro se maneja en fresco, pues no es eficaz congelado.
En el caso contrario, producir burdéganos o mulas romas (híbridos de burra y caballo) es más complicado. Antes se mancornaba (atar del cuello) al potro con una burra desde un año de edad para generar interés.
TE PUEDE INTERESAR: Cabestro de cerda, una herramienta en extinción (parte II)
Sin embargo, ahora es suficiente identificar un caballo dominante y reservarlo para que tome burras sin problema. Primero lo enseño con mulas y después con burras, facilitando el proceso.
Aun así, lo difícil es fecundar, ya que el semen de caballo no es tan resistente al ambiente vaginal de la burra, cuyo pH es diferente. Por eso, mientras el semen de burro preña yeguas fácilmente, la probabilidad de preñar una burra con un caballo es menor al 25%.
Tanto burros como caballos deben tener un buen régimen alimenticio cuando se someten a procesos reproductivos. Esto no significa solo que estén gordos, sino que estén suplementados con minerales de calidad, especialmente selenio, para fortalecer el esperma y mejorar la fecundación.
Espero que estas experiencias sean útiles para producir buenas mulas y burdéganos, recordando siempre buscar el sentido lógico detrás de los mitos sobre la reproducción de híbridos.
COMENTARIOS