Las escaramuzas, la única participación (activa) femenina en la Charrería. Son ellas, las damas charras, quienes pintan de colores cada una de las faenas en las que los charros realizan sus suertes.
Y qué mejor manera de conocerlas que desde la voz de la experiencia. Es por eso que, RODEO CAPITAL trae para ti, una entrevista con la modista tamaulipeca, Lolys Galván, quien cuenta con una trayectoria de casi 37 años siendo parte fundamental de esta cultura charra.
PERO ANTES, ¿QUIÉNES SON LAS ESCARAMUZAS?
Antes de cualquier otra cosa, es de vital importancia recordar qué son las Escaramuzas y cuál es su papel en la Charrería.
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Son agrupaciones conformadas por ocho mujeres que deben presentarse para realizar 12 evoluciones/suertes sobre la arena -patrones en el lienzo montadas en sus caballos- manteniendo una coordinación perfecta que les permita salir bien libradas en sus presentaciones y con la mayor cantidad de puntos.
El entrenamiento que llevan las integrantes de las escaramuzas -a las que también se les llama así-, es sumamente intenso, pues, cada una de ellas debe tener la capacidad de controlar a sus caballos con mucha precisión ya que sus exhibiciones requieren una coordinación más que perfecta. Cualquier error podría desencadenar un desenlace fatal poniendo en riesgo la vida de todas y de sus compañeros equinos.
Todo lo anterior, las mujeres charras lo hacen luciendo increíbles con vestidos bordados a mano y con detalles que no puedes dejar de apreciar en ningún momento.
LOLYS GALVÁN, LA ARTISTA DETRÁS DE LA CONFECCIÓN DE VESTIDOS DE ESCARAMUZAS
Desde hace aproximadamente 37 años Lolys abrió su taller “Lolygal” elaborando vestidos bordados a mano tanto de tipo español como ropones, vestidos de 1ra Comunión, moisés para bebés, entre otras indumentarias. El gusto por bordar vestimenta para escaramuzas, nació un poco más tarde cuando su sobrina llegó al mundo (hace 22 años) y comenzó a practicar la charrería.
Cabe mencionar que, antes de eso, sus padres ya eran unos atletas charros que amaban este deporte. A los siete años, Lolys había tenido el “privilegio” de formar parte de la primera escaramuza en el noreste del país -en 1961- así que, durante muchos años fue parte del equipo Pedro J. Mendez. Claramente lo lleva en la sangre.
Tantos años de experiencia y trayectoria, le dan a la modista, todo lo necesario para poder hablar y explicar -con todas las de la ley- de la evolución que ha tenido la vestimenta charra así como cada uno de los detalles que podrían existir.
Tan es así, que lo vivió en carne propia. Cuando ella apenas comenzaba, aún ni siquiera existía el reglamento y la figura de una escaramuza como tal. En aquel entonces eran llamadas “Carrusel Charro”.
Se preguntarán, bordando a mano, cada uno de los adornos, los olanes, el cuello, la tela... ¿Será un proceso muy tardado? Pues, la experimentada artista, quien hace todo de manera completamente artesanal, nos compartió que “algunos se llevan un mes o dos meses en los bordados y dos o tres días más en su confección total”.
Y si te preguntabas cuánta tela es necesaria para lograr el cometido, la respuesta también la tiene la confeccionista tamaulipeca: de 10 a 15 metros. Esto sin contar las capas de encajes, espiguillas, listones por rollo, hilaza, y muchos otros materiales.
Curiosamente, la parte más “difícil” de hacer un vestido, no se encuentra en la tela, sino, en el “convencer a mis clientes qué diseño les favorece de acuerdo a su tono de piel, complexión física y estilo”, factores que considera fundamentales.
La calidad y el amor con el que Lolys realiza su trabajo, le ha llevado a realizar grandes pedidos y concretar grandes hazañas. Recuerda que su primer reto fue diseñarle todos sus vestidos a Mely Vera, quien fue reina de la Federación Nacional de Charrería durante casi cinco años. Experiencia que califica como “increíble”.
EL PROCESO DE ELABORACIÓN
Cada vestido que se hace es único, por lo que lo primero que hace es dibujar el diseño que plasmará en bordado, posteriormente, tiene que:
Lineamientos fundamentales que hay que tomar en cuenta para elaborar un vestido, siempre los debe tener en mente especialmente al tratarse de una prenda para equipo de escaramuza, ya que se debe cuidar muchísimo cada detalle marcado por el reglamento para que el equipo no sea sancionado.
Si son para reinas, caladoras, desfiles, vestidos de novia, “doy rienda suelta a mi imaginación y creatividad”, confiesa.
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El amor en cada puntada y bordado que Lolys transmite a sus elaboraciones, además de su calidad humana y humildad, la han convertido en una modista muy reconocida en todo el país, que, además, ha traspasado fronteras con Estados Unidos y Europa.
Y es que, su “portafolio” de más de 100 equipos de escaramuzas y la infinidad de quinceañeras, novias y reinas para las que ha trabajado, hablan por sí mismas.
Es justo por eso que, la satisfacción más grande y lo que más le gusta de hacer lo que hace, es “verlas lucir con tanto orgullo una de las prendas elaboradas en Lolygal”.
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