RODEO CAPITAL tuvo la oportunidad de platicar con uno de los payasos peleadores más fuertes de México en la actualidad, Irving Leza que es orgullosamente coahuilense y que aprendió del deporte en Las Encinas.
Una entrevista en donde hablamos de inspiración, entrenamiento, fortalezas y debilidades, que forman parte de la vida de un atleta de cowboy protection.
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¿CÓMO EMPEZÓ TU GUSTO POR EL RODEO? ¿POR QUÉ SER PELEADOR?
Yo de niño vivía en una comunidad muy cercana a un ranchito que se llama Las Encinas, ellos siempre estuvieron rodeados de rodeo y yo prácticamente crecí con esa imagen del rodeo. Primero intenté montar todos y no, no pude, pero más fueron más mis ganas de ser campeón, en alguna suerte que opté por ser payaso peleador.
¿CUÁNTOS AÑOS TIENES COMO COWBOY PROTECTION?
Este 2025 cumplo 8 años pero como profesional llevo tres.
¿ALGUNA VEZ HAS SUFRIDO ALGÚN INCIDENTE?
El más fuerte fue en unas prácticas hace como cuatro años. Un toro me pateó la cara y duré un día y medio inconsciente; vivo, pero inconsciente. Me hicieron una resonancia y un tac y todo lo que conlleva, y pues no tuve nada, no se me inflamó el cerebro ni nada, solo me borraron el disco un día y medio. De ahí en fuera no estoy fracturado. Sí, tengo contusiones y algunos golpes, pero nada más.
A RAÍZ DE ELLO, ¿PENSASTE EN RETIRARTE O DEJAR EL DEPORTE?
Salir de esa lesión fue muy difícil en cuestión psicológica, porque yo me preparaba como siempre, pero al llegar la hora de un rodeo, de estar en aprietos, yo siempre pensaba ‘Ah, otra vez le van a hablar a mi familia, que estoy en el hospital’. Aún así ese año quedé campeón estatal, pero me fue muy difícil (...) me decidí a seguir con esto y creo que lo amo tanto, amo tanto quitar toros, que sigo. Yo sé que un día se va a tener que cerrar el telón, pero mientras se cierra, yo voy a seguir dándole la gota gorda por ganar siempre.
¿CUÁL ES TU MOTOR?
Dejar huella. Siempre he tratado de agarrarme de los todos los malos comentarios para decir ‘no, por qué voy a dejar que ellos piensen que yo soy una basura o que yo no la hago’, o sea, yo me agarro de eso en mis entrenamientos, ese coraje que uno agarra contra los malos comentarios es lo que yo agarro para entrenar.
Y siempre, desde que nació mi hijo, mi familia siempre ha sido mi motor de vida, que quiero que un día llegue mi hijo al rodeo y digan “él es el hijo del Congo, él es el hijo de Daniel” que sienta el orgullo de quién fue su papá. Eso me motiva mucho.