Don Everardo Múzquiz Elguézabal: la leyenda viva de Coahuila

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Un hombre modesto, trabajador, disciplinado y asegura que su nieto Javier va a llegar más lejos que él

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/ 14 septiembre 2024

MÚZQUIZ.- Don Everardo Múzquiz Elguézabal tiene casi 85 años pero su memoria es nítida y recuerda que desde pequeño mostró afinidad por los caballos, “porque mi papá tenía un rancho ganadero en Múzquiz y ahí empecé a montar desde que tenía tres o cuatro años y ahí nació la pasión por los caballos”.

Recuerda que pasaban mucho tiempo en ese rancho antes de entrar a la escuela y él lo aprovechaba para hacer lo que más le gustaba, es decir, andar a caballo, ahí aprendió también a estar en contacto con la naturaleza y “ya después nos venimos a vivir a Piedras Negras con mis papás”.

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Tenía solo 13 años cuando luego de concluir la primaria se fue a la ciudad de México a estudiar en la Universidad Militar Latinoamericana como aspirante de contador allá “y también había caballería, entonces estaba en caballería” me cuenta.

En aquella época Múzquiz Elguézabal era parte del equipo de obstáculos y posteriormente se integró al infantil de salto de obstáculos del campeón olímpico de equitación, general Humberto Mariles. (¡Casi nada!)

$!Don Everardo, su esposa, su hija María Susana, su compadre Urbano Santos y su caballo “Loves Surprise” que ganó el trial eliminatorio en Ruidoso Downs en Nuevo Mexico, EU en 1985.

“Estamos hablando de 1954” especifica, para ubicarnos temporalmente.

En 1964 regresó a Piedras Negras para trabajar en la concesión de Pemex que manejaban sus padres desde un año antes y prácticamente un año más tarde ya estaría al frente del negocio.

Sin embargo, no todo en la vida es obligación y a la par empezó a practicar la charrería, como me cuenta en la conversación de sostuvimos en su oficina de la ciudad fronteriza, eso fue hace más de 45 años y aun no se imaginaba que iba a incursionar en el mundo de las carreras de caballos con tan buen augurio.

$!Ha cosechado decenas de triunfos y reconocimientos a lo largo de su vida como deportista.

Este despacho es testigo mudo de los triunfos que ha cosechado don Everardo Múzquiz a lo largo de carrera, pues en sus paredes hay tanto fotografías como reconocimientos y trofeos que no caben de tantos que son.

“Pertenecía a la Asociación Nacional de Piedras Negras y posteriormente empecé con los caballos de carreras, fue como en 1980”, relata.

Le pregunto que si se imaginó que gracias a sus habilidades, que recorrería los mejores hipódromos. Y en primera instancia dice que sí, aunque luego aclara, “he corrido muchos estados de la Unión Americana, Texas, Oklahoma, Nuevo Mexico y básicamente el Hipódromo de las Américas”, en la Ciudad de México.

JACOB CREEK O MÍSTER COAHUILA

De manera que los hipódromos se convirtieron en una constante en la vida de don Everardo Ruiz Elguézabal hasta que en un momento dado se decidió a comprar un ejemplar, su nombre de registro era Jacob Creek y en nuestro estado era Míster Coahuila, un equino que adquirió por la considerable cantidad de 200 mil dólares. Pero que le trajo grandes satisfacciones, con él ganó el Futurity de Saltillo en 2002 y con éste una bolsa de un millón 800 mil pesos.

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“Fue un caballo de muy buen pedigree, súper bueno”, describe enfático, “también salió muy buen corredor, con él ganamos el Futurity de Saltillo, ese año entraron 103 potrillos y logramos ganar con ese caballo caro”.

EMPRESARIO, GANADERO Y HOMBRE DE CABALLOS

Compaginar las facetas no debe ser sencillo, pero con modestia explica, “para todo nos podemos dar tiempo”. Y nuevamente ubicándome en su oficina me detalla, “aquí tengo ya 60 años, con esta distribución de Pemex, pero sigo teniendo muy buenos empleados, muy buen encargado”.

Porque él se pasaba mucho tiempo en México, en el Hipódromo -de las Américas-, pues tenía una cuadra allá, pero si algo se debe saber hacer es delegar. Y don Everardo narra que él tenía muy buenos empleados, “uno de ellos ya murió, pero sigue su hijo aquí manejando el negocio” y eso, afortunadamente le dio tiempo para conciliar las tres cosas.

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Reconoce como otra de sus pasiones a la ganadería y entre éstas la cría del ganado cebú y ganado brahman, “logramos obtener más de 40 campeonatos nacionales con nuestro ganado, pero me retiré de criarlo hace unos años porque se batallaba mucho; en esta región tiene muy poco mercado el ganado cebú”.

Reitera que tenía que salir a exposiciones y por eso lo dejó de hacer, “pero siempre fue una pasión”, aunque por eso, “seguimos con el ganado en menor escala”, confirma.

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“Llegamos a tener 40 yeguas de cría en aquellos años, pero después se cerró el hipódromo en 1996” comenta, “porque todo lo que criamos lo vendemos, normalmente hacemos una subasta al año, que por cierto va a ser en agosto la próxima” continúa y concluye “pero el mercado se ha reducido mucho, pero nos quedamos con un lote de 12 o 13 yeguas nada más y con un semental”.

SUS LOGROS MÁS SIGNIFICATIVOS

En las carreras logró ganar casi 40 clásicos y en Estados Unidos obtuvo victorias también con sus ejemplares según me va relatando “estuve a punto de calificar al All American Futurity, que es la carrera más importante de cuartos de milla del mundo, por muy poquito nos quedamos en la consolación, que son los siguientes diez caballos de la final”.

Y nuevamente vuelve a la narración, “ganamos muchos clásicos en Estados Unidos”.

En aquella época también criaba caballos pura sangre y entonces, un caballo nacido en su rancho, en Múzquiz, Coahuila, “Míster Bee” representó a México en el Clásico Internacional del Caribe, en Puerto Rico, en 1989.

$!Saltando en su caballo cuando estaba en la escuela militar en la ciudad de México.

“No pudimos ganar, porque unos días antes de que se celebrara la carrera nos lo envenenaron; en Puerto Rico la gente es demasiado apasionada, éramos el favorito para ganar y corrió pero no pudo ganar, salió en tercer lugar. Y a los pocos días se me murió”.

Cuestiono si tomó alguna medida en particular después de ese incidente y dice que no, que continuó normal, “son cosas que pasan, hay muchas envidias, pero seguí trabajando normal”.

SU FAMILIA Y EL LEGADO

“A mi familia le gustaban los caballos y ahora mi nieto es el que sigue con la tradición con mucho éxito, probablemente a lo mejor él ha tenido más éxito del que tuve yo”, dice volteando a verlo, “pues él desde chiquito siguió mi tradición” y así se puede atestiguar a través de una foto que tiene a la entrada de la oficina, en donde su nieto está junto a un caballo tal que su abuelo en una imagen idéntica.

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