Cabestro de cerda, una herramienta en extinción (parte II)

Cabestro de cerda, una herramienta en extinción (parte II)

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Mientras la tecnología gana terreno, relega a los utensilios convencionales que en otro momento fueron necesarios, como este del que nos habla David Alonso en ‘Nuestros Expertos’

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/ 25 octubre 2024

Con gran satisfacción pude observar el interés mostrado por la primera parte de este artículo, al grado que concluyo que la falta de uso de esta herramienta se debe a su desconocimiento. Por lo anterior, comparto algunas recomendaciones referentes a su uso, que son más producto de la investigación que de mi propia experiencia (pues hasta hace apenas unos años lo comencé a utilizar).

Primero me gustaría definir algunos términos que en ocasiones causan confusión a la hora de hacer referencia a ellos:

1
Hackamore: es el anglicismo de jáquima (así le dicen los gringos).
2
Jáquima: término cuyo origen se remonta al vocablo árabe “sakima” y que significa cabezada de cordel para atar caballos.
3
Bozal: herramienta que se utiliza para cubrir el bozo (parte exterior de la boca).
4
Cabestro: ronzal o cuerda que se ata a la cabeza o cuello de la caballería.

Aunque estas son las definiciones correctas de cada uno de los términos, existen usos y costumbres de las mismas de acuerdo a las regiones, pero, trataré de ser explícito a la hora de referirme a cada uno de ellos.

$!Cabestro de cerda, una herramienta en extinción (parte II)

Tengo que confesar que cuando decidí que quería utilizar los cabestros de cerda, lo hice más por cuestión estética que por otra cosa, pues me fascina ver los caballos con un buen bozal que haga que resalten algunas características físicas de los mismos.

Luego, al sentir la sensación de la cerda en mis manos, también entendí el valor artístico de su manufactura, por lo que me di cuenta que había más fondo que ser una bonita pieza artesanal.

Lamentablemente, al investigar, no encontré nada en mi bibliografía mexicana referente a su uso y recurrí a algunos autores estadounidenses como Richard Caldwell, Mike Bridges y Martin Black (entre otros).

Encontré mucha información al respecto, pero comparto lo más relevante. Estos son algunos conceptos básicos:

5
-Al usar correctamente el bozal, se buscan tres efectos: levantar, flexionar y dirigir. Cada vez que nuestras manos se muevan, deben de producir energía que genere esos efectos, que es transmitida mediante las riendas al bozal y es percibida como señal en el “botón o piña” del mismo (el nudo o bola que tienen los bozales y les da peso). Entre más peso en el botón, el movimiento producido será más lento.-El contrapeso hacia abajo del botón deberá siempre estar en esa posición mientras no haya ningún comando, de manera que al levantarla, el caballo se ponga alerta para la instrucción que está por venir.
6
-El cabestro debe coincidir en diámetro con el del bozal, se puede iniciar con uno de 3/4 o 5/8 y terminar la rienda en 3/8 (diámetro en pulgadas). Además, los hilos del cabestro deberán ir disminuyendo, es decir, se puede iniciar con un diámetro de 5/8 y 8 hilos, luego 6 y terminamos en 4, ya que el peso del mismo es mayor entre más hilos tenga.
7
-Las vueltas del cabestro sobre el bozal (falsa rienda) pueden ser de 1 a 4, pero idealmente 2 o 3. Dejando dos dedos de espacio libre entre la quijada y el nudo de la misma. Con más de 4 vueltas, el caballo llevará una presión excesiva en su nariz que puede tener el efecto contrario al que estamos buscando en términos de sensibilidad. Un caballo con una cabeza más alargada requerirá de menos vueltas que una cabeza pequeña y corta.
8
-Si el bozal es colocado demasiado arriba, se pierde sensibilidad. Por el contrario, si queda demasiado abajo y activamos la señal, la piña quedará por arriba de la altura o nivel de la parte frontal del bozal, lo que es incorrecto, le causará molestia, y por lo tanto resistencia al caballo por estar haciendo contacto en la parte baja del cartílago que está encima de su nariz. Lo anterior puede provocar que el caballo empiece a jalar la rienda de nuestras manos y esto será indeseable, pues buscamos lo opuesto, “respuesta sin resistencia”.
9
-Un caballo bien hecho de bozal, no tendrá problemas para embridarse (trabajar con bocado), pues le habrán quedado claro los principios del entrenamiento.

El correcto trabajo del bozal requiere mucha sensibilidad de movimientos, los mínimos necesarios para encontrar un efecto, pero, al no traer el control al que estamos acostumbrados al usar bocados, nos hace caer en muchos errores.

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Muchas veces me hice la pregunta si la “gente de antes” tenía el tiempo y la paciencia para hacer un caballo a la rienda correctamente y la respuesta la encontré en un amigo que me dijo, lo que dedicamos actualmente a permanecer arriba del coche, es más o menos lo que dedicaban nuestros antepasados a estar arriba de sus caballos, por lo tanto, sabían que tenían que cuidarlos y mantenerlos en las mejores condiciones si querían que no fallara.

Además era tan cercana la relación entre caballo y jinete que posiblemente haciendo alusión a esta comunión, se decía que no se prestaba ni la pistola, ni la mujer ni el caballo. Quiero terminar el artículo con una frase antigua que me gustó mucho y quiero compartir: “Es en el bozal, donde la rienda del caballo queda hecha”.

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