Vaqueros de Santa Rosa, los pioneros de la ganadería muzquense

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Los primeros pobladores del Valle de Santa Rosa, en donde actualmente se ubica Múzquiz, iniciaron prósperamente la actividad pecuaria

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/ 1 julio 2024

MÚZQUIZ.- La región coahuilense conocida como El Valle de Santa Rosa (hoy municipio de Múzquiz, Coahuila), desde su colonización a mediados del siglo XVIII, sorprendió a los españoles por la riqueza de su flora y fauna que existía en la región, además de los manantiales naturales que conjuntaban los elementos ideales para el desarrollo de la ganadería.

Rápidamente, los primeros pobladores iniciaron la agricultura y la actividad ganadera con ovejas y cabras en los agostaderos cercanos, mientras que en las grandes llanuras cubiertas de zacate, el ganado vacuno cruzado con ganado prieto muy bravo traído del norte, se había adaptado a las regiones semidesérticas, lo que provocó un gran crecimiento de esta actividad económica.

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Ya para finales del siglo XIX, la región norte de Coahuila fue copartícipe del auge de la ganadería texana que demandaba miles de cabezas de ganado y provocó que llegaran a la región compañías ganaderas extranjeras, tanto de Estados Unidos, como de Inglaterra, Australia y Nueva Zelanda y que por la cercanía a la frontera y los bajos costos de producción, reunía las condiciones ideales para criar becerros.

$!La cercanía de la zona con la frontera estadounidense, así como los bajos costos de producción, reunían las condiciones ideales para criar becerros.

Esto trajo consigo la introducción de diversas razas bovinas, nuevas técnicas ganaderas y el perfeccionamiento del oficio del vaquero.

A su vez propició el establecimiento de grandes haciendas como El Tule, La Babia (antiguo presidio), Las Rucias, El Fortín, El Infante, El Oso, La Palma, Santa Cruz, El Jaralito, Santo Domingo, entre muchas otras, que fueron forjando sus propios vaqueros por varias generaciones, desde abuelo, padre y nietos con un sentido de pertenencia y devoción solamente comparado con la religión.

$!El ajuar de un vaquero lo componían, una jompa de mezclilla, chaparreras y su montura muzqueña.

Con ello la herencia de prácticas y conocimientos empíricos para manejar el ganado, levantar una cerca, reparar un aguaje, amansar un potrillo, capar un becerro, descuerar un venado, reparar un papalote, entre muchas otras actividades.

Era interesante escuchar las historias de hazañas platicadas por estos hombres, que sin mucha tecnología y remontados en la lejanía, podían resolver situaciones donde el sentido común era su principal aliado, su caballo su mejor compañero y la fe en Dios su mejor guía.

$!La mancuerna junto a la ganadería texana, trajo consigo la introducción de diversas razas bovinas, nuevas técnicas ganaderas y el perfeccionamiento del oficio vaquero.

El ajuar de un vaquero lo componían, una jompa de mezclilla, chaparreras y su montura muzqueña, que dicho sea de paso, esta última se hizo famosa, no solo localmente, sino en todo el norte de México y sur de Texas en Estados Unidos, además de indispensables por la difícil geografía de algunos ranchos para agarrar ganado liviano, lo tupido del monte o simplemente amansar un potro.

$!La llegada de la tecnología a los ranchos, inundó de información a los vaqueros.

La estirpe de los reconocidos vaqueros de Santa Rosa se va acabando, la tecnología llegó a los ranchos y con ello demasiada información, que en ocasiones en vez de ayudar contamina, la mecanización sustituyó muchas de las prácticas ganaderas, la castrada, señalada y marcada de los becerros se hace en prensa, por lo que no es necesario el uso del caballo, la reata y las habilidades del vaquero.

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Sin embargo, para muchos de nosotros, el solo hecho de saber que por nuestras venas corre sangre de estos personajes casi en extinción, es suficiente para honrarlos y respetarlos por lo que alguna vez fue el orgullo del norte de México.

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