SAN ANTONIO, TX.- Con un cúmulo de emociones en su interior, Héctor Cardona, jinete de toros originario de Saltillo, Coahuila, hizo historia al convertirse en el primer mexicano en ganar individualmente el NFR Open de Estados Unidos, donde se reúnen los mejores bullriders de EUA, Canadá y México.
El pasado julio, se realizó la edición 2024 del circuito de Rodeo en el que Cardona, monarca azteca, levantó la gran corona que reconoce como “un escalón” más en su carrera.
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En entrevista exclusiva con RODEO CAPITAL, el saltillense que ya tiene más de 20 años de trayectoria profesional, luego de que alrededor de los 12 comenzara a interesarse en el mundo del rodeo, brindó sus impresiones y declaraciones de la gran responsabilidad que carga en sus hombros al ser un referente internacional del país tricolor.
Cardona sabía que estaba ahí para una cosa: ganar. Y así fue. Confiado en sus capacidades, habilidades como bull rider profesional, bloqueó todo a su alrededor -como lo ha hecho desde que comenzó a montar- y se encerró en un mundo donde nada más existían él y los toros.
“Hacer mi trabajo, hacer lo mejor que pueda con el animal que me tocó en ese momento y tratar de superarme y hacer mejor las cosas, sobresalir y no nada más hacer el trabajo por hacerlo”, comparte Héctor, refiriéndose a qué es lo que importa a la hora de competir.
Bajo su perspectiva y filosofía de vida, estaba muy consciente de que sí, había mucha competencia, múltiples competidores fuertes que serían difíciles, pero su mentalidad seguía siendo la misma: “hacer mi trabajo, no voltear a ver para arriba a nadie. Ahí ya todos somos iguales”.
UN SABOR AMARGO
Pese a que terminó con un liderato total en la tabla general, Héctor se quedó con un sabor agridulce luego de no poder dominar al tercer toro durante los ocho segundos requeridos. Y si bien, ninguno de los jinetes logró conseguir la hazaña, se sintió mal consigo mismo por ello.
En EUA el Rodeo se encuentra en un nivel de dificultad muy diferente al de México y “hay que estar al alba de los toros porque cambian prácticamente de repente”.
Explicó que era un toro de mucha mejor calidad, genética y nivel que los primeros dos, por lo que se queda con un sabor de boca un poco amargo, porque, desde su perspectiva, no debió haber pasado.
Lo que considera que le hizo falta fue la exposición a este tipo de ganado, debido a que no existe en México. Su siguiente “tirada” es montar más de ese nivel en específico para que no le vuelva a pasar; detalló que hay mucha diferencia y que no quiere que se repita una situación similar.
‘A SEGUIR TRABAJANDO POR SUS SUEÑOS’
En un mensaje para los jinetes de toro que están adentrándose en este mundo y para todos aquellos que lo ven como un ícono que está triunfando en los ruedos, aprovechó para invitarlos a que crean en sí mismos y que sigan trabajando por sus sueños.
“Crean en ustedes. Es muy cómodo pensar y quedarte como con algo chico decir ‘este es mi top, este es mi top’ pero siempre hay un top que está más arriba y la idea es irlo superando”.
Usándose a sí mismo como ejemplo, declaró que “la prueba de que se pueden lograr las cosas se vio ese fin de semana, es algo que tenía en mente desde hace tiempo y se vino a lograr. Como coloquialmente dicen los panfletos de superación personal ‘los sueños se cumplen’ solamente hay que querer hacer las cosas”.
Eso sí, hizo énfasis en que, por supuesto que se tiene que trabajar mucho y que se tienen que comprometer con sí mismos, pero que “a nadie más le debes tu trabajo más que a ti”, lo que es la clave para no rendirse.
“Crean en sus sueños, en sus metas, fíjense más y traten de conseguirlas, cueste lo que cueste. No son gratis, no hay metas baratas que cumplir, que valga la pena. Hay que hacer el trabajo e intentarlo, aprovechar las oportunidades que se dan”.
Este reciente logro histórico, se lo dedica a nada más y nada menos que a sí mismo; a todo el trabajo que hace, sin miedo a que suene egoísta, pues, asegura que este deporte así es. Cada quien “se rasca con sus propias uñas”.
EL COMIENZO DE UNA HISTORIA DE ÉXITO
Pese a que Héctor tuvo cercanía con el rodeo desde temprana edad, gracias a sus padres, quienes practicaban el deporte como un hobby y que de vez en cuando competían en circuitos, no fue hasta los 12 años que su atención se giró del fútbol americano (disciplina que sí practicaba) hacía el mundo cowboy.
Su madre, una aguerrida barrilera, le prestó su yegua para practicar. Fue ella quien fue testigo/protagonista del primer entrenamiento de Cardona. Desde entonces, no hubo marcha atrás.
La adrenalina y la sana competencia que sentía al estar en el lomo del equino, se volvieron una adicción para el entonces adolescente, siendo este un preludio de lo que vendría para su futuro.
La práctica se tornó seria un año más tarde, cuando en pleno apogeo de su adolescencia, ingresó a rodeos amateur regulados y organizados por la Federación Mexicana de Rodeo, lo que, eventualmente, lo llevaría a convertirse en un bullrider profesional; uno completamente hecho y derecho.
Su habilidad y su sueño era tal que a los 16 participó en su primer Campeonato Nacional. Y si bien, dentro de su descubrimiento en el mundo del rodeo también practicó monta de potro con montura y derribe de novillo, nada se compararía con el sentimiento y la experiencia de jinetear.
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A sus 35 años, es decir, 21 años después de que comenzó su carrera, el saltillense sigue enamorado de lo que convirtió en toda su vida y que, el tratar de definirlo en palabras, le es imposible.
“Es una sensación de libertad, un sentimiento de mucha libertad. No existe nada, no piensas en realidad en el momento en el que estás arriba, no existe el frío, no existe el hambre, el tiempo, en realidad simplemente estás tú, el animal y la experiencia”, trata de verbalizar para enseñarnos, de alguna manera, lo que siente al practicar lo que más le apasiona.
Cardona sabe que tiene todo para continuar en las contiendas. Su siguiente reto es terminar su carrera como él quiere: de una forma muy agresiva competitivamente como considera que ha sido siempre pero con esa madurez que ha conseguido gracias a sus torneos en México, Estados Unidos, Centroamérica y Sudamérica.
“El reto más grande es demostrarme a mí mismo que todavía puedo hacer las cosas independientemente del tiempo que haya pasado. Creo que de la forma en que he entrenado y en la que he llevado mi carrera, es fácil, tendría que ser fácil. Probarme a mí mismo y ganar algo importante, todavía no sé qué ganar, pero definitivamente este rodeo fue solamente un escalón”.
Lo anterior, pensando en que le resta alrededor de un año y medio como competidor, Era de más de dos décadas que quiere cerrar con broche de oro, haciéndole tributo con orgullo, probándose a sí mismo de lo que es capaz y dejando huella en los ruedos internacionales... Que su nombre destaque del de los demás. Ese es el sueño; uno que, ante los ojos del mundo, no parece descabellado en absoluto.