Don Pablo Fierro, toda una vida dedicada a la Charrería

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Desde que en 1967 llegó a Saltillo, consagró su vida al deporte nacional por excelencia; aconseja a quienes desean practicar esta disciplina ‘que les guste el caballo y que lo quieran’

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/ 28 agosto 2024

Originario de Camargo, Chihuahua, don Pablo Fierro arribó a Saltillo en 1967 y un año más tarde se hizo cargo de los caballos del lienzo del Estado que había hecho el doctor Carlos Cárdenas ‘El Rayito’ junto con el gobernador de entonces, don Braulio Fernández Aguirre.

Al relatar su propia historia, Fierro Chávez se reconoce como una persona de campo que desde pequeño aprendió a montar aunque no sabía de charrería, pero para encargarse de los caballos del lienzo tenía que ser socio de la Asociación de Charros de Saltillo, recuerda.

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“Yo manejaba caballos, pero no sabía charrear”, ratifica.

Don Pablo Fierro rememora que él montaba y jineteaba al estilo vaquero.

“Sabía amansar potros y todo eso, entonces iban a practicar ahí los charros y yo me fijaba en las suertes que manejaban ellos, pero no eran muy aptos porque no habían andado a caballo de niños y de grande tiene uno mucha precaución y miedo”.

$!Saltillo, Coah. Mex.

Y para él, como bien recuerda, fue fácil, porque él había montado mucho desde la primera infancia. Primero aprendió a colear, “que es la suerte que hacen más los charros”.

Algo que llamó mucho la atención de don Pablo en aquel momento fue cómo los jinetes que estaban empezando a entrenar batallaban mucho a la hora de pasarse de una “bestia mansa al bruto, que es el paso de la muerte”.

Fierro Chávez narra que cuando se retiraban los practicantes él lo practicaba solo, de caballo a caballo y de este modo fue afianzando su habilidad sobre los equinos cada vez más.

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“No se me hacía complicado” cuenta, “tenía mucho valor y tenía ganas de aprender” dice rememorando su formación en el deporte nacional.

ENTRENADOR DE ESCARAMUZAS

Don Pablo Fierro Chávez ha tenido a su cargo durante su trayectoria muchos equipos de escaramuzas y tras preguntarle cómo fue que comenzó a entrenarlas, cuenta que las hijas o las esposas de los socios le pedían ayuda con su caballo, para ensillarlo o porque algunas veces salían con muchas ganas de retozar.

Y en una ocasión una señora que era la capitana le dijo, “mi esposo ya no se va a meter aquí, tú te vas a encargar de ayudarme”.

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Y él asegura que no conocía los ejercicios, ni de evoluciones de la escaramuza, sin embargo las aprendió sobre la marcha: “Me empecé a dar idea de cómo iban a ser los ejercicios y vieron que sí podía”.

Fierro Chávez considera que los reglamentos para calificar a las escaramuzas han evolucionado mucho debido a que hoy en día existen videos muy precisos que permiten observar los ejercicios y los errores de cada elemento “anteriormente no había eso”.

Y ahora te piden una serie de giros que antes no solicitaban, también relata dentro de la charla que sostuvimos. Y en este último nacional, para pasar a la final todas las escaramuzas tenían que presentar la misma rutina y “anteriormente no, era diferente”.

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“En la actualidad los caballos tienen más rienda y son más apropiados para el manejo de la escaramuza” agrega. “Son caballos cuarto de milla, que son más nobles, más obedientes”, describe.

Y es que antes eran equinos rancheros con los que se batallaba mucho, explica.

ESCARAMUZAS Y CHARRERÍA QUE TRASCIENDEN FRONTERAS

En 1979 don Pablo Fierro llevó la escaramuza a Cuba, de aquel viaje, él iba como instructor de la escaramuza. “Habían sido campeonas las muchachas en Querétaro, en el nacional. Entonces la Federación de Charros le ayudó al equipo para ir a Cuba”, rememora.

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Él estuvo allá tres días antes para elegir los caballos que iba a utilizar el equipo para charrear y para la escaramuza, en un rancho de rodeo de La Habana.

Para esa ocasión eligió 21 caballos y evoca que los charros que integraban el equipo charro estaban batallando y Macario González sugirió al capitán del equipo “‘Mete a Pablo a colear y a lazar’”.

“Al otro día me metieron y yo hice mis suertes, fueron once días”, reseña.

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Otro detalle de aquella aventura a Cuba es que en el equipo de escaramuzas “iba la mamá del gobernador, Liliana Salinas”.

En 1983 la escaramuza ya se llamaba La Saltillo Internacional y la hija de don Pablo, Inés viajó con ella a Europa. En esa ocasión recibió al equipo el Papa Juan Pablo II, pero como anécdota, don Pablo Fierro no pudo acompañar a la agrupación pues no tenía visa.

RECONOCIMIENTOS A SU CARRERA

Gracias a su destacada e impecable trayectoria en el deporte nacional la Federación Mexicana de Charrería le otorgó a don Pablo Fierro Chávez tanto la Espuela de Plata como la Espuela de Oro, es decir las máximas preseas.

“Todo en mi vida son los caballos y mi familia, que siempre están conmigo y siempre me han apoyado”.

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